miércoles, 17 de mayo de 2017

"Memoria histórica": cara y cruz de un singular fenómeno de revancha

“Memoria histórica”, herramienta de revancha

VIENEN historiadores de EE.UU. a recordar las verdades, porque en España hay muy poca libertad. Stanley G. Payne ha sido entrevistado por “Nuestro Tiempo” (nº 694, Primavera 2017) en la universidad de Navarra, cumpliendo quizás por otros historiadores. La crisis es -como puede apreciarse- honda.
Payne recuerda sobre la IIª República, que los revolucionarios buscaron la radicalización de España, y que el presidente Niceto Alcalá Zamora -católico liberal, conservador y antimonárquico- se acobardó, intentando apaciguar a una izquierda dispuesta a tomar las armas. El  abuso de los Gobiernos fue evidente, y la excesiva paciencia de las Derechas fue simultánea a su paulatino acorralamiento. Pues bien, en seis ocasiones la izquierda recurrió a la violencia, una de ellas con las cruentas  revoluciones de Asturias (PSOE, CNT) y Cataluña en el año 1934. Es más, “la guerra era un secreto a voces, y el Gobierno no sólo la aceptó sino que la buscó. Según sus cálculos, el ejército republicano aplastaría el alzamiento, y la República saldría reforzada”.
Para Payne, hoy se desea legislar sobre la Historia, a modo de una “dictadura blanda”, pero dictadura. La agenda de la corrección política excluye al disidente. Se ha retomado la propaganda de guerra del Frente Popular, imponiéndola como verdad histórica, identificándola desde luego con una ideología y conceptos políticos situados sobre la realidad. Así, el relato histórico queda degradado, y la Historia se inventa al servicio del poder ideológico y político. A la vez se combate el patriotismo (devoción a los padres y respeto a sus obras), sustituyéndolo por un seudo patriotismo basado en la identidad étnica o lingüística.  Hasta aquí Payne.
Añadamos algo nosotros. En Navarra, el Gobierno de Uxue Barkos va a gastar decenas de miles de euros en “memoria” histórica (DdN, 28-IV),  mientras que el PNV y comparsas de Euzcadi olvidan la suya propia de 1936. Pues bien,  no le falta al PNV motivos para pedir perdón. En efecto, Miguel de Legarra Belástegui ha escrito La otra mitad -Las cárceles de “Euskadi”- 1936-1937. “Memoria histórica”  (Sahats, 2008). Este libro se refiere a los crímenes del Frente Popular y sus aliados del PNV, cometidos en San Sebastián y Bilbao. El autor afirma: “lo que yo aporto es lo vivido por mí y mi familia durante esa aciaga época, recuerdo amargo que se hallaba escondido, dormido, en un lejano rincón, que ahora se empeñan en despertar deformando cuatro pelafustanes de la política revanchista y unos cuando ‘historiadores’ que manejan impunemente la falacia y la tergiversación, las medias verdades y las mentiras enteras, maestros de la manipulación, con la complicidad de quienes tienen en sus manos los medios de difusión y silencian a los que pretenden rebatirles con la verdad entera”. En su lista de cientos de asesinados, falta, por ejemplo, el navarro Jaime Garralda e Iribarren, cabo de requetés fusilado en San Sebastián el 29-VII-1936. Investiguen otros casos. En Pamplona hablan de unos, pero olvidar a otros no trae paz, convivencia, rigor e imparcialidad, sino revancha: ¿por qué no ponen adoquines recordando a los navarros fusilados del lado nacional fuera de Navarra, como ponen al fusilado en Zaragoza el 6-VIII-1936?
Un marxismo de manual quisiera hacer un juicio popular al reo para que se auto inculpe. En su defecto, serán sus mismos familiares quienes le desdigan, sin él y contra él, en un marco y escenario muy teatral. Antes se manipulará el pasado, se lavará el cerebro y quebrarán la unidad familiar, para así acelerar la ruptura hoy. Teatro y realidad confundidos para afear, humillar y deshacer la memoria de los muertos por Dios y por España, e imposibilitar -hoy y mañana- nuestra fidelidad, comunidad y religiosidad navarra. Así, destruyendo lo nuclear de Navarra, se destruye su alma como perverso reto “intelectual”.
Ahí están  los familiares de los mártires y héroes exhumados por el Alcalde EH Bildu de la cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada el 16-XI-2016, a donde se trasladaron con honores aquel 17-VII-1961. Mola sufrió terribles acusaciones de entrada, luego liaron el tema con Sanjurjo pues falleció el 20 de julio y, al final, actuaron contra seis representantes de los casi cinco mil muertos en el frente de combate, que sobre todo molestan por llevar alpargatas y guiarles la Cruz.
Salvarán la memoria los testimonios del monumental libro Requetés (Madrid, 2010), y los actuales familiares de los voluntarios colocados en el monumento de Navarra aquel 1961 con el consentimiento expreso de sus parientes. Sólo algunos  parientes actuales de dos de ellos, quisieron la exhumación impuesta por el alcalde EH-Bildu en contra de los parientes directos. En los seis casos restantes los parientes han respondido a los hechos consumados con nobleza y sin avergonzarse de sus mayores, recogiendo con devoción los restos mortales como a mártires y héroes.
Quienes afean la memoria de los voluntarios don Pedro Martínez Chasco (pbro.) (con gran torpeza en “Diario de Navarra”, 11 y 17-XI-2016) y de Jaime Munárriz (vid. “Navarra Confidencial”) han hecho el ridículo. ¿Por qué?: porque don Pedro se alistó en Estella como capellán el primer día, regresó a casa por exceso de capellanes, y su padre parecía inclinarse por la CEDA. Ahí está también la carta del médico Carlos Munárriz Escondrillas, de familia carlista de toda la vida, al prior de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, fechada el 5-VIII-1961.
Así pues, se equivoca la sobrina de don Pedro y redactora de “Diario de Navarra” (M.M.) mostrando su rencor hacia el Monumento, lo que significa y la memoria de su pariente -quizás su tío- . Además, aprovechó su calidad de pariente para realizar un documental para el periódico en el que trabaja, rompiendo el compromiso de que no hubiese medios de comunicación en las exhumaciones.
Fermín de Musquilda

Publicado en el quincenal "Siempre P'alante", nº 784 (16-V-2017), pág. 14