domingo, 18 de marzo de 2018

Talibanes y talibanes enteros contra el monumento de "Navarra a sus muertos en la Cruzada"

CRÓNICA

Cargarse el edificio del monumento de
Navarra a sus muertos en la Cruzada
en la “jornada de reflexión” del sábado 10-III-2018.

Pantomima para apoderarse del edificio, para tirarlo pero sin tirar (o al revés). Lo que quede, será para ellos.
El despotismo de apariencia ilustrado de los talibanes, vivito y coleando, luce su PODER  y su DOMINIO de una decisión previamente tomada.
“Diario de Navarra” a su servicio.


I.    ¿Quién lo plantea y por qué?
Nueve personas, incluida la moderadora, estaban en un estrado elevado, casi en medio de la planta central del edificio que fue basílica consagrada de la Santa Cruz del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada -hoy sala de exposiciones-, torpemente donado por la Diócesis al Ayuntamiento -CON CONDICIONES- en 1997-1998.
Se plantea no respetar estas CONDICIONES y, al menos por ahora, el arzobispado nada dice. Todo acuerdo tiene su letra y su espíritu (sentido), y en este caso el Sr. Asirón EH Bildu y los suyos hacen trampas con el acuerdo, mientras que el arzobispado les deja hacer por ahora, no sabemos por qué. ¿Será porque tales señores no condenan el terrorismo y porque hay que apaciguar a talibán?
La “jornada” fue el pasado sábado 10 de marzo.
Setenta y cinco personas en el público -no un centenar como dice la redactora M. Munárriz de “Diario de Navarra” que tanto jalea el caso- estaban a los pies del estrado. Son muy pocos para tan grueso tema. Todos eran de edad avanzada. A los jóvenes y a la población activa estas “reflexiones” no les interesan. Con este aforo los promotores han hecho el ridículo y pasarán a la historia, con nombre y apellidos, como unas personas socialmente descolocadas, con ciertas dosis de venganza, y tan descontrolados como si dicen: “Tu mera existencia hace que no me controle”. Pues vaya.
Unos ocho grandes dibujos de estilo cómic, tan grandes como los paneles y de pretensión simbólica, eran enigmáticos sobre una guerra de hace 80 años, ya con la imagen ya con una pequeña leyenda explicativa. La leyenda o era agresiva contra "los de un lado" o bien quería apropiarse del justo lamento universal ante un conflicto civil. Por lo visto, la senda de la verdad la marcan unos, los políticos del cuatripartito, y los demás nada pueden decir sino ser impedidos y abucheados cuando hablan donde puedan hacerlo aunque todas las puertas de la política y ventanas del periodismo se les hayan cerrado casi del todo.
La elección de los ponentes de la mesa redonda dispuesta por el “cuatripartito” ha estado totalmente sesgada. Se han elegido entre los que piensan de forma semejante, poniendo así el carro delante de los bueyes. En este caso y así, cualquier reflexión entre ellos puede producir más oscuridad que luz. Todo indica que la suerte del monumento está echada por parte de los políticos de la revancha, pero también de la envidia contra el edificio.


Los siete ponentes más dos personas incluida la moderadora, afirmaron fundamentalmente lo mismo, aunque con algunas diferencias en varias cuestiones, pues de lo contrario la exposición sería aburrida y no daría el pego de una aparente variedad. Desde luego, esto no se corresponde a que hoy vivamos en un régimen de opinión pública, y menos en una ciudad compartida y vecinal, pues los que menos -o nada- hablaron fueron los vecinos del IIº Ensanche o pamploneses en general.
A los cuatro días, el grupo político Izquierda Unida en Navarra -¡ahora toca a los comunistas, atrevidos como los de EH Bildu para lavar su imagen, estos del presente y aquellos del pasado estalinista…!- alucina cuando afirma que el monumento se dedicó al fascismo. Para ellos fascistas son todos los que no son ellos mismos. Estas ideas adquiridas que petrifican la conciencia, son curiosas. Lo que ocurre es que quiere derribar el monumento y ya está. Los fascistas serán ellos por totalitarios, aportando sus aliados nacionalistas (aquí separatistas) el resto. El Fascismo fue un totalitarismo nacionalista y violento; sólo les diferencia de los sectores de ultraizquierda que tenían uniforme negro y correajes, pues nuestra época no es de uniformes sino de apariencias festivas fácilmente convertidas, ya sin careta, en talibanescas. Es decir, aquí no hay peor ciego que quien no quiere ver. Aquí, con imágenes falsas, demagogia y paradojas, la ultraizquierda insulta a los demás con lo que ella es, y juega a ver quién es más talibán para no desaparecer del mapa político. Pues miren: estamos en 2018. A los comunistas de 1936 todo les descalificaba. Por ejemplo, en febrero de 1936, José Díaz -secretario general del P.C.- luchaba por la dictadura del proletariado, era amigo de Stalin -que existió, ¿eh’- y animaba a destruir totalmente la Iglesia. Perdieron la guerra y ahora IU, para llamar la atención o algo peor, quiere su revancha. Van de progres pero son talibanes, mentirosillos y con una elevada dosis de cinismo. Dejan la violencia a los que son como ellos pero en separatistas.

Dice el periodista: “En realidad, podría pensarse que I-E resulta un tanto optimista creyendo que un Ayuntamiento dirigido por Bildu pretende otra cosa que no sea el derribo, siendo todo el proceso de “debate abierto” una pantomima para presentar la decisión final como algo ampliamente estudiado y consensuado” (“Navarra Confidencial”, 16-III-2018).


II.  Primero. Apoderarse del EDIFICIO.
Los nueve hombres y mujeres del estrado estaban en contra hasta de la existencia material del edificio, alegando su apariencia voluminosa -un feo “mamotreto”-, que divide o separa las zonas de la ciudad, que es un “tapón”, que no aprovecha bien el espacio, que no revitaliza el entorno... Pues sí que es mucho.


Si hablar es gratis y fácil, y se agradece la voz suave y aún  monótona de los ponentes, sin duda perdieron su ocasión. ¿Por qué? Porque expresaron un concepto arquitectónico muy negativo sobre el monumento, muy subjetivo, y con una explicación reducida a mínimos. Nada demostraron, a pesar de sus respetables saberes. No presentaron estudios arquitectónicos ni urbanísticos. Idear un guión es fácil, pero otra cosa es dar trigo. Sus consideraciones generales carecieron de justificación. Las palabras, muy abundantes e imprecisas. Dijeron: este edificio genera problemas, pero resulta que está; es preciso que sea compatible con el beneficio global para la ciudad, y hay que potenciar en ella los espacios urbanos; el monumento supone un vacío urbano y de contenedor, de manera que es Pamplona la que debe resolver el “conflicto” (todo es crear conflictos de razón o virtuales)… Sería bueno crear un museo, pero… ¿qué tipo de museo?, y cosas por el estilo. Dixit. Creando un conflicto con la mera palabra, lo remitieron el Ayuntamiento para que le de salida tronchando el monumento.
Desde luego, si de amor se trata, aman la ciudad quienes la viven mucho más que el técnico o teórico foráneos que discurren sobre ella y son elegidos por quien les paga. Miren: que los EH Bildu, Geroa Bai (PNV) y amigos se vayan a otro sitio a destruir, lo mismo que los foráneos que les jalean. Si unos actúan en tierra conquistada, que los otros vayan a sus respectivas ciudades y hagan eso.
Siguiendo su criterio podríamos estar toda la vida y en cada época quitando y poniendo edificios, y podemos justificar cualquier decisión en todas las ciudades del viejo continente. Se me ocurre que una cosa es trasladar de la plaza del Castillo una fuente de Paret y Alcázar del s. XVIII, y otra cargarse un edificio histórico como el monumento de Navarra, artístico, de tan enorme volumen, que ocupa tan gran espacio, y que forma parte del paisaje urbano de todos los pamploneses, con todo lo que significa, que no es precisamente lo que dicen quienes hablan del respeto que no manifiestan.

Las monótonas afirmaciones de los contertulios caían en el surrealismo al criticar la altura de los edificios que estaban alrededor del monumento, lo que sin duda alarmará a sus residentes y propietarios. Quizás les quieran expropiar algunos pisos, castigados por vivir en una zona castigada como “facha”.
Ahí está la talibanada de proponer que se quite la cúpula del monumento, ya cargándose el edificio, ya cargándose las pinturas narrativas que contienen sobre la historia de Navarra. Con ello pasaríamos al segundo punto de estas consideraciones. Estas pinturas sobresalientes del valenciano Stolz narran la historia desde San Miguel de Aralar, pasando por las Cruzadas medievales y modernas, hasta plasmar los misioneros que Navarra tiene por todo el mundo al estilo de San Francisco Javier.
A los amigos de ETA se les ha ocurrido. Va más allá de lo  tramposo e hipócrita tirar la cúpula o desmochar el edificio, escudándose en los paisajes urbanos ideados por el urbanista, en la crítica subjetiva de significados, y en afirmar que hay muchos edificios neoclásicos (por ejemplo -añado- lo es propiamente la fachada de la catedral de Pamplona que deja su huella en el monumento).
La cúpula es al monumento de Navarra, lo que la gran Cruz a los Caídos es a Cuelgamuros. Quisieran destruir la gran cúpula dedicada a la historia espiritual de Navarra, y quisieran destruir también la gran Cruz del Valle en la actual Comunidad de Madrid. Miren, aquí la Secta está por medio. Como un pueblo no puede vivir sin símbolos, se deduce que nadie puede permanecer callado ante esto. Eso sí, ya crearán ellos un símbolo invertido. Imagine Vd. el monumento de Navarra sin su gran cúpula, convertido en algo así como la puerta de Brandeburgo de Berlín, de resonancias históricas y desde luego exótica para nosotros.
Algunos intervinientes mostraron su sesgo iluminado, subordinando la realidad a sus planteamientos personales que desde luego eran totalmente opinables. A la pedantería y absolutismo de la razón -la suya, claro- de la que hacían gala, se sumaba el creer ellos que la voluntad del regidor municipal o alcalde puede hacer cualquier cosa, por supuesto que oyendo antes a “los sabios” -que una vez más son ellos-. Esto reproducía el antiguo despotismo ilustrado con el agravante de que, en este caso ni es ilustrado -carece de lustre-, tiene las tinieblas del derribo, no ayuda y representa a la sociedad, y ridiculiza a todos.

Otro tema de profundo calado es el hecho de dar vértigo tanto poder concentrado en un Ayuntamiento que puede llegar hasta romper el espíritu de un acuerdo de donación de un edificio, derribar un edificio histórico, y además semejante edificio. Un detalle del maltrato y la apisonadora municipal es lo que hoy están sufriendo los vecinos y comerciantes de la avenida de Pío XII de Pamplona.
No fue fácil seguir el discursear alterno y algo monótono de los siete ponentes y dos personas más que se sentaron en el estrado durante la larga sesión. Ésta Jornada de reflexión y participación vecinal ha sido una pantomima y en ella se destilaron no pocas patrañas dentro del guión creado por el Ayuntamiento para cubrir las apariencias y cerrar la boca al qué dirán. Aunque no convenzan a nadie.
 Sólo hablaron ellos. El público no pudo intervenir sino mediante preguntas escritas y pasando por el filtro del moderador, que en una ocasión mostró un evidente pánico cuando alguien empezó a intervenir verbalmente –“no puede, no puede hablar, pues hemos diseñado otra forma de intervenir”, se dijo a un señor que tan sólo deseaba aclarar y aclaró su pregunta escrita-. Censura sin luces. No, no pudimos participar como queríamos, y lo mismo pasó a al menos otra persona según pude comprobar después. 
Repetimos que ante estos gestos en los que el “dadaísmo” se queda corto, sólo había 75 personas entre el público, más -eso sí- una gran cámara de grabación. Esto es un derroche de medios y en un tema que no apoyan los vecinos. Al margen de la verdad de las cosas, ¿no son importantes los vecinos en un proceso de participación bajo el signo de lo irreal? ¿No es lo importante la voluntad de los concejales del cuatripartito?

Sumemos a ello -amable lector-, la pasión actual por ser noticiable y por llamar la atención tanto en los medios de comunicación como entre el público. “Diario de Navarra” dedica dos páginas enteras a destilar lo que pontificaron. Si creen que diciendo la mayor “machada” se les escuchará, el buen Quevedo tomaría su pluma, el pobre “Fígaro” tendría suficiente materia prima para sus artículos, y hasta Umbral se desharía en su breve columna.
El hipocritón sr. Asirón EH Bildu, enmascara el destino del edificio en la voluntad de revitalización del entorno. Es como criticar la ciudadela de Pamplona y su glacis, el edificio del Parlamento de Navarra que algunos hablaron de tirar, el jardín botánico de Madrid o la casa de Campo. A los organizadores de esta jornada de “reflexión” todo son excusas para desfigurar el monumento, resignificarlo, y someterlo a una remodelación profunda, es decir, para cargárselo.
Por lo que se ve, los organizadores, modernos talibanes -ya amigos del Partido Nacionalista Vasco ya amigos de ETA-, no se pueden bajar del tobogán de gran pendiente que ellos mismos han creado. Tienen que dar carnaza a los suyos, seguramente para vengar su derrota de allá por 1939. Que los amigos de ETA hagan esto en comprensible, pero que los educados y civilizados del PNV les sigan es incomprensible; ya les pasará factura, porque como venga Stalin les va a quitar los dineros y hasta el refugio de la sacristía. Por su parte, IU quiere mostrarse más radical que sus socios para arañarles votos y por sus propios complejos comunistas y estalinistas en esta gran revancha colectiva, donde lo que menos les importa es gestionar y administrar bien la ciudad, la paz y el bien común de los vecinos.
En conclusión: todo indica que no soportan la Navarra de siempre y que desean destruir todo lo que pudiera recordar el alma de Navarra. Hay que castigar a la que tanto se atrevió en 1936. A sus héroes y mártires. Y no mezclen esto con desgraciadas y condenables represiones de retaguardia, que el conflicto se ganó en el frente.
¡Ay si el monumento estuviera dedicado a los gudaris -en Navarra y Álava el PNV se fueron con los nacionales por motivos religiosos y evitar el comunismo-, los brigadistas internacionales o comunistas -que se cargaron a los del POUM trotskista-, milicianos, y anarquistas!
¿Qué no oiríamos?
¿Qué no se organizaría?


¿Qué dirían todos los que ahora se callan por miedo, por no querer que te señalen, por evitar el qué dirán, proteger la propia universidad, mantener subvenciones, por la conveniencia del condumio, ponerse de lado por creer que el tema no va con ellos, o lo que sea?
Tanto hablar de las humanidades, de ciencia histórica, del arte, de Navarra, de respeto y tolerancia, de progreso, espíritu cívico y servicio…, que sin embargo hemos convertido los saberes, las ciencias, el patrimonio, el servicio al bien común, y hasta las instituciones sociales, culturales y educativas, en una gran inutilidad, en un coto utilitarista para los intereses personales o de grupo, en algo estéril.


III.              Segundo. A por el SIGNIFICADO.
Incluida la moderadora -que tomó parte en el debate y marcó cuál era el discurso correcto-, los presentes estaban contra el significado del edificio. Lo extraño es que éste edificio ya nada significa oficialmente. Así lo han conseguido y ahora se niegan haberlo conseguido.

No hubo voz matizada ni discordante, lo que mucho indica sabiendo quien ha elegido a los siete peritos, esto es, el collage de partidos de ideología de todos conocida, que formando un cuatripartito excluye a gran parte de la ciudadanía. Incluso puede dudarse que en este gran tema la apisonadora municipal represente a sus votantes, pues resulta tan serio y costoso su proyecto talibanesco que no estaba en sus programas electorales.
Por mucho que desacralicen un edificio, exhumen ocho restos mortales de héroes y mártires, tapen símbolos (el escudo laureado de Navarra o el del Estado español, las dos proclamas de la entrada)… personalmente creo que el edificio no puede separarse psicológica y moralmente de su significado originario, aunque a una mala tampoco hay que exagerar las cosas, porque la mente puede forzar su propio destino. Este es el sentir natural. Los 40.000 navarros que fueron al frente lo hicieron contra el caos que conducía a la dictadura del proletariado, contra la persecución religiosa in crescendo, y contra el comunismo estalinista a las puertas. Lo hicieron por Dios y por España. Por eso, los comunistas de IU reaccionan exigiendo la demolición; los separatistas y amigos de ETA, más listos, quieren parte del edificio una vez que se lo hayan cargado. Unos será para poner un monumento al ya pasado de moda Sabino Arana, otros a Stalin, y sobre todo EH Bildu a los etarras como defensores de la Libertad. Estos últimos son los más actuales. ¡Un edificio en lucha permanente!
Sin embargo, a los que van de racionalistas y simbolistas la vinculación psicológica y moral del significado originario del edificio, con éste mismo, les debería de traer sin cuidado. ¿Por qué? Un racionalista puede separar significante y significado, y un simbolista crear su propio símbolo subjetivo. Si no pueden controlar su imaginación -sería su problema-, tengan presente el respeto que tanto cacarean ahora quizás con mala conciencia. Sean coherentes.
Pero he aquí que el sentido natural de las cosas se impone por sí mismo, reflejándose un poco en las algo torcidas e intencionadas palabras que la prensa recoge de Capdevilla, para quien “escondida en una falsa austeridad, ahora es una arquitectura muy fuerte, muy pensante en la que no se ha solucionado su carga simbólica” (DdN, 11-III-201, p. 37). En efecto, un  racionalista y simbolista coherente no caería en el ridículo de decir algo así como: “su mera existencia (el monumento que me recuerda subjetivamente a esto y lo otro) hace que no me controle los nervios (aunque haya remedios para eso) y quiero su derribo”. Por lo visto, para Capdevilla la austeridad es falsa, el volumen arquitectónico es muy fuerte, los edificios piensan, y el arquitecto se reserva el monopolio de decir lo que hay que pensar sobre el objeto. Por otra parte, Capdevilla debiera saber que -aunque quiera y como hemos dicho- no puede vincular la Navarra de siempre con un régimen concreto, pero sí con la Cruzada frente a la persecución religiosa y a estalinismo en ciernes.


Unos y otros parten como primera tesis en la ilegitimidad del alzamiento de 1936. Pero eso lo piensan ellos. Su postura ya no se enmascara, sino que es de tesis, de principios. Ahora los políticos del “cuatripartito” nos dicen cómo se debe pensar sobre un hecho de hace ochenta años. Este sentido tiene la nueva ley de memoria (desmemoria) histórica (o represión del presente) que propone el PSOE. Toda otra cosa que se diga es para ellos condenable y cae por su base. Hasta hubo quien en la mesa redonda criticó con cierto aire de superioridad la Causa General formada en su día sobre la persecución religiosa en España. Pues responda: ¿hubo o no hubo persecución religiosa antes y después de 1936, ésta última una de las más terribles que han existido?
Y si a dicha ilegitimidad se suma la represión de las retaguardias -desgraciadamente las hubo en muchos los lugares de España-, miel sobre hojuelas como recurso retórico. La verdad es que mezclar a los 40.000 navarros que lucharon en el frente con crímenes de retaguardia puede ser astuto pero es absolutamente mentiroso.
No sé si los presentes eran muy expertos en urbanismo, pero de historia dieron muestras de saber muy poco. Idealizar la IIª República es ignorarla, y decir que era democrática responde a un esquema ideológico fuera de la realidad. ¿Hubo o no hubo camino hacia la revolución? ¿Hubo o no un golpe de Estado, una Revolución y una guerra en Cataluña y Asturias en 1934? ¿Hubo o no un gran pufo en las elecciones de febrero de 1936? Hubo un largo etcétera en una época donde lo de menos era la legalidad y los marxistas -Largo Caballero, Díaz, Carrillo…- iban al asalto del poder como fuese.
Otra cuestión. La Diputación Foral de Navarra hizo que el monumento no tuviese símbolos de regímenes o partidos. No en vano el esfuerzo de la generalidad de Navarra en la guerra -Cruzada- sobrepasa cualquier coyuntura. Así pues, decir que en el edificio hay vestigios de franquismo, de dictadura -no me la comparen con la de Stalin, ¿eh?-, es una fértil capacidad inventiva, una patraña o  buscar excusas.

La segunda tesis de los oradores fue vincular  caprichosamente la arquitectura del monumento de Navarra a sus muertos de la Cruzada a los muertos del bando franquista y al régimen político concreto de la dictadura, en realidad para quedárselo para su uso. Pues bien, los organizadores del contradictorio evento (los del cuatripartito salvo IU) sí tienen su régimen político y no es precisamente la democracia representativa. Quieren el monumento de Navarra para su propio uso patidario, pero no como fue, es y está, sino desmochado, sin cúpula, transformado radicalmente y arruinado, y los comunistas de IU destruido desde sus cimientos. Si los de EH Bildu no quieren que se les llame del todo talibán, a los de IU no les importa, porque al fin y al cabo el comunismo se ha derribado a sí mismo. Talibanes o talibanes enteros, qué más da.
La sublevación de miles y miles de requetés con su boina roja en la plaza del Castillo fue anterior a la llamada dictadura y al mismo Franco. ¿Saben que los carlistas pactaron con Sanjurjo y no con Franco, y que 60.000 requetés en España se sublevaron por orden del rey Alfonso Carlos I? El esfuerzo de los 40.000 navarros en armas no dependió de Franco, está desligado de la posterior política, y desde luego del Régimen de partido único, enemigo de los carlistas victoriosos en la guerra, que impuso a Juan Carlos I, un régimen éste que se sentaba en la ONU y tenía el apoyo de los más importantes países.
Ante el decreto de Unificación de 1937 muchos requetés pensaron regresar a sus casas, aunque un bien mayor les contuvo e hizo dar lo mejor de sí mismos. Luego volvieron a sus casas mientras no pocos socialistas etc. se metieron en Falange para huir o medrar. Hasta Urmeneta que tanto exaltan ahora fue alcalde de Pamplona en tiempos de Franco. ¿Por qué los organizadores no afirman lisa y llanamente que los carlistas se sublevaron por Dios-Patria-Rey, contra la persecución religiosa, el caos y el comunismo en ciernes?
Lo que hubo fue un bando nacional -no nacionalista- con sectores internos muy diferentes pero, en ese momento, con el único propósito común de ganar la guerra y evitar la revolución marxista y el separatismo. Recordemos que Stalin fue ministro de nacionalidades y que Rusia se transformó en la URSS en la que a cada república le quedaba su banderita y el txistu si lo hubiere.
Por otra parte, de la fachada del monumento, ¿no han tapado el símbolo franquista que llaman, es decir, el escudo de un Estado aceptado por la ONU? Llamar franquista a la laureada del escudo de Navarra es una bobada más, pues sabemos que fue otorgado por al esfuerzo heroico de una Región como Navarra. También Valladolid recibió laureada y no la ha quitado. Más todavía; ¿no han exhumado seis restos mortales (no siete como insiste la redactora M. Munárriz) el 16-XI-2016, más los restos mortales de dos sobresalientes generales en jefe? Si los actuales regidores iruñenses ya han actuado de esta manera, ¿seguirán diciendo que el monumento está al servicio de lo que sólo ellos afirman e imaginan? Ni la desacralización, ni la profanación de 2015-2016, ni las inicuas exhumaciones de 2016 les es suficiente…. ¡Nada es suficiente, se enteran los señores de la política y el clero!
Es llamativo que el Dr. Martín defienda reconvertir el edificio al bando contrario. (En eso se queda un poco corto, porque puestos a fantasear algunos meterán a los etarras en el monumento por aquello de su paz). Desde luego mostró ignorancias cuando, según “Diario de Navarra” (11-III-2018), creyó que el monumento se llama a “los Caídos”, término que lógicamente utiliza para arremeter contra el llamado franquismo. Ya hemos aclarado aquí cómo se llama el edificio.
También tenía que meter su baza un tanto surrealista otro artista -lo de menos es que sea alemán- de nombre más bien sonoro, al establecer algún paralelismo entre el tratamiento que puede recibir la simbología del monumento de Navarra con el tratamiento dado a la simbología nazi, aunque sabemos que nada tienen en común. Ya decía Lenin que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.
Lo que es un insulto frontal es la boutade de Muñoz-Rojas: “Y si se desacraliza la cripta, sería interesante poner allí una cafetería. Pero que sirviera como lugar de encuentro y reflexión” (DdN, 11-III-2018). Pues mire, no lo veo técnicamente porque conozco la cripta, y sí observo mucho desprecio en esta “brillante” idea. Allá tal señora, pero la barbarie de sus palabras quedará para la historia. Claro es que si le gusta, todos contentos.
¿Quieren estas grandes lumbreras que los demás hagan una lista de lo que no les gusta de calles, plazas, edificios… para “purificarlos” en otro momento? Por lo que sabe la ciudadanía, los actuales regidores de Pamplona no saben administrar, ni gestionar, ni buscar el bien común, sino autoposeerse y autoposeer a todos, y arremeter contra la realidad histórica en su ciudad.
Sería fácil responder al ponente que se adornó con la memoria de la libertad y la libertad de la memoria.
Otro nos dejó más preocupado, cuando criticó la consideración de la paz que dice que trajo Franco, diciendo gratuitamente y pontificando sin pruebas que la paz es el reconocimiento de un conflicto, que la paz no es una conquista, y que sin embargo la libertad es un valor democrático permanente. Ante esto, identifiquen el contenido de las palabras, expliquen por qué contraponen paz y libertad, o bien cómo se resuelven las generalizaciones literarias.

A modo de conclusión, la moderadora destacó que la palabra derribar apenas había salido en el coloquio, que no se podía negar el pasado, y que la idea de empezar de cero era la que precisamente estaba en el significado del edificio que precisamente querían transformar. No derribarán todo el edificio, pero sí proponen derribar la cúpula, lo que es casi lo mismo. Por lo visto, la cúpula del monumento es tan pequeña -es la segunda más grande de España- que se puede prescindir de ella y hundirla, sin que ello pueda calificarse de derribar el edificio.
Mas todavía, parece que quieren hacer ver que la Navarra del edificio no existió, que fue un invento de la élite llamada dominante, y que machacó la utopía de la libertad identificada con la IIª República. Este cuento beneficia al comunismo y al nacionalismo separatista sabiniano (PNV…) que rinde tributo a aquel, como lo hizo en 1936, aunque los nacionalistas de Álava y Navarra (Arturo Campión, ¿se entera el PNV?) se uniesen a los nacionales sublevados para defender la religión católica de la persecución mayor de la historia. Es por eso por lo que quieren mantener algo del actual edificio, lo necesario para que precisamente indique que la Navarra de siempre ha sido un error, una figuración, un mito.
Aunque su bla bla bla está fuera de la realidad de la vida e imitan a los talibanes de Oriente, no quieren que se les califique de tales y sí mantener el dedo de la acusación. Esto no resulta rebuscado, sino que es muy real cuando sueñan convertir su ideología en realidad. Esto es tener  inquina salvo que las palabras hayan perdido su valor. La posición comunista de IU de derribar todo el edificio, es menos efectiva y menos engañosa, más radical, y hace el juego a EH Bildu que queda como la hermanita de la caridad. Repetimos: talibanes o talibanes enteros, qué más da.
Claro que “Diario de Navarra” ante todo esto, ni mu. Dedica dos páginas enteras (DdN, 1-III) para informar de ello como si fuese la representación de La Verbena de la Paloma, como si no fuese una barbaridad, como si no fuese un acto talibán. Querrá llevarse bien con la élite socialista, no perder publicidad oficial, y sobre todo desdecirse de su propio pasado. Luego no se presenten como “los ecuánimes”, los objetivos y defensores de algo. Que la palabra formación esta dentro de información.


IV.            Colofón.
Asistimos a una revancha, a la que se suma la tergiversación del ayer, fruto de ideas adquiridas y petrificadas.
Los que se proponen ejercer de talibanes tienen necesidad de una catarsis que sólo se cura con la verdad, la ecuanimidad, y el autoexamen, en vez de desmelenarse mostrando PODER y DOMINIO (de carácter absoluto según les da el sistema liberal aunque los liberales sean algo más moderados) sobre lo que se odia. Su calentura ideológica ni siquiera es constructivista deconstruyendo antes, sino literaria, pasional, o estratégica para hacerse perdonar los propios errores como el estalinismo y el terrorismo etarra. ¿Los malos?: los otros. Para ello de nuevo quieren sacrificar a víctimas inocentes que ya no tienen ni voz ni voto, como los casi cinco mil navarros -muchísimos de alpargata y del pueblo llano- muertos en el frente por Dios y por España. No hay derecho a esta estulticia y necedad.
Los historiadores tienen mucho trabajo por delante. Pero ya es tarde. Ya han dejado el campo libre a las ideologías y al voluntarismo. Hoy en Navarra los historiadores del arte y generalistas, los arquitectos, la gente de cultura, la gente de Iglesia etc. están prefiriendo con su silencio no servir a la sociedad -que es a la que se deben incluso para pagar impuestos- en lo que ésta realmente le interesa. Vemos a un hombre ahogándose y miramos a otra parte, vemos unas ocurrencias talibanescas de gente con mucho PODER y DOMINIO aunque no sirvan al bien común, y callamos. Por eso no me hablen de libertades, ni de justicia, ni de tantas otras cosas.
El ayuntamiento más que absolutista dice: “Pamplona soy super-yo”. El más que déspota ilustrado y pedante declara: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Y el simple y llanamente ideólogo busca quien estando muy convencido le adula y justifica sus proyectos ideológico-políticos.  
Todas sus actuaciones sobre el monumento de Navarra son para ellos la praxis de una literatura experimental, que deconstruye la realidad para dar vida a otra realidad nueva e inventada. Aquí hay dinero a gastar, fama que conquistar y huella que dejar, aunque sea la del hormiguero.

El Acto o puesta en escena ha terminado. Aquí paz y allá gloria.

El IIº Ensanche de Pamplona trae sin cuidado a los proyectistas presentes y al mismo Ayuntamiento iruñense EH Bildu. La responsabilidad es de quienes dejaron llegar a las instituciones a quienes no condenan el terrorismo. Hablan de generalidades que además dependen de un fortísimo sustrato ideológico.



Importa que el edificio se haya levantado a los navarros que no sólo a los de Pamplona. Unos y otros, así como las instituciones sociales, religiosas y culturales de veras, tienen la palabra y sobre todo la acción: les va la justicia, salvar su propio ser, la dignidad y hasta la decencia en ello. 

José Fermín de Musquilda

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